Hacia finales del siglo XIX la medicina consiguió establecer unos avances cruciales: la narcosis, la antisepsia y la asepsia abrieron a los cirujanos el acceso a zonas del cuerpo humano hasta entonces inexploradas: desde el hígado hasta las misteriosas zonas del cerebro, ,a médula espinal, el pulmón o la tiroides, pasando por innovaciones que por entonces parecieron prodigiosas, como el trasplante de córnea, pero que sentaron las bases de la moderna cirugía. Las disputas entre cirujanos -como la que precipitó la muerte del emperador alemán Federico III-, los éxitos y fracasos de las nuevas técnicas los dramas humanos, hacen de esta obra un relato apasionante.