La teoría general del proceso, como la direccionó Niceto Alcalá-Zamora, fundador de esta cátedra, debe escudriñar la problemática surgida en el trámite de millones de demandas y denuncias que a diario se presentan en nuestro entorno iberoamericano, para precisarla y proponer soluciones. En cambio, no debe reducirla a la arqueología procesal, entendida como el necesario dominio de todo abogado de las instituciones nacidas y experimentadas en épocas pretéritas y en ámbitos históricos y culturales sustancialmente distintos a los que vivimos en la actualidad. Adentrarse en estas líneas es penetrar en una cosmovisión jurídica que por adhesión o rechazo no dejará impertérrito al lector, pero sí con una comprensión global del proceso judicial.