aborda el debate sobre el carácter político de la cultura popular entre quienes la ven como una forma de manipulación y los que la consideran una forma de autoexpresión. para el autor, ninguna de estas dos visiones es adecuada, ya que para entender este fenómeno es necesario examinar los modos en que el estado organiza la producción y el consumo de la cultura popular y en qué medida los juicios políticos constituyen una parte integrante de la creación de dicha cultura. a partir de numerosos ejemplos john street muestra cómo estos ámbitos se han hecho inseparables en la cultura contemporánea.