El corazón del Sol, las auroras boreales, el rayo, las nebulosas interestelares o la llama de una hoguera son todos fenómenos luminosos muy diferentes, pero con una característica común: son plasmas. Éstos, gracias a los conocimientos adquiridos y al desarrollo de técnicas de generación controlada, han adquirido una enorme relevancia para multitud de avances científicos y procesos tecnológicos, entre los que se pueden mencionar la iluminación de bajo consumo o las pantallas de los televisores. También presentes en los reactores de fusión termonuclear, representan para muchos una de las apuestas más fuertes para resolver el problema del suministro energético.