La reciente crisis económica ha puesto en evidencia los efectos perniciosos de los paraísos fiscales y de las prácticas asociadas a ellos, como la evasión y la elusión fiscal. Actualmente ha quedado bien claro que ya no se trata de un problema colateral que los gobiernos han tolerado históricamente. En los cinco G20 que se celebraron tras la crisis de 2008, los líderes políticos incluyeron en la agenda la lucha contra las jurisdicciones -no-cooperativas-. Pero existe el riesgo de que tras la crisis se olvide el papel determinante de los paraísos fiscales, así como la responsabilidad que corresponde a ciertas multinacionales y bancos, usuarios de estos agujeros negros del sistema financiero.