Este libro tiene una extraña seducción. Su poesía es diáfana e inquietante. Diáfana en la pureza y el limpio vuelo de sus metáforas, pero inquietante también por todo lo que la noche suscita en ella. Citas de fuego para el amor y el deseo, pero también conciencia de que toda pasión es efímera, con el paso del tiempo monotonías y silencios pueden marchitarla y la soledad que acompaña todo destino llega a hacernos sentir en las noches su presencia.