Que la filosofía se genere en el asombro pueden confirmarlo las ironías y las paradojas que surgen al recorrer estos relatos. En ellos se pone en evidencia la necesaria relación entre el rigor del pensamiento y la sugerencia plástica de las palabras. Entre pasajes históricos, desenlaces fortuitos, accesos laberínticos, la filosofía y la literatura se amalgaman íntimamente.