El voyeur social del siglo XXI está viviendo la moda de la imagen, la consume a través de la programación televisiva, discos de video, anuncios publicitarios y de todos esos acicates formativos a los que tiene acceso con las nuevas tecnologías. Son los días de las imágenes mediáticas, sobre las cuales no siempre hay conciencia de que son organizadas por intereses económicos y políticos, estereotipadas por patrones ideológicos y fetichizadas por las creencias culturales de las audiencias.