La atracción que ejerce la riqueza ha sido la causa inductora de los impulsos de posesión, y el ascendiente formativo de la propiedad en cuantas modalidades ha ido revistiendo en el largo proceso de su desarrollo. Aunque ambos conceptos presenten singularidades diferenciales, también son paralelos, y se encuentran muy entrelazados en la lógica económica que contempla el desdoblamiento de la propiedad como el núcleo legitimador desde el que se aspira al enriquecimiento. Su despliegue histórico, desde sus orígenes remotos hasta nuestros días, constituye el objeto de estudio de este ensayo.