Resumen | Con Enero, la ópera prima de Sara Gallardo ?también con otros títulos suyos?, pasa lo que suele pasar con obras de gran valor que, por razones desconocidas, permanecen en la sombra hasta que se rescatan y leen como excepcionales.
A sesenta años de su publicación, la calidad y la belleza de esta novela ameritan la reedición de la editorial Fiordo, que la ofrece sola, sin la compañía de otros textos, valiéndose por sí misma a pesar de su brevedad. Además, suma a ese mérito el de ignorar el afán de reduccionismo estimulado por el contexto actual: aun tratándose de la primera novela argentina que aborda el tema del aborto desde la perspectiva de la víctima de la violación, Enero supera ese antecedente; la efectividad y la potencia del discurso la hacen mucho más que una ?novela sobre el aborto?.
El terror que vive la protagonista, de dieciséis años, que ordeña vacas en el tambo, está enamorada de un muchacho que nunca se fijará en ella y es sometida sexualmente por otro, nos llega desde su mirada, que se detiene en pequeñas situaciones de su entorno y del paisaje, pero también desde la voz de un narrador en tercera persona que la acompaña como un estado de ánimo, mientras ella toma conciencia de su debilidad de adolescente pobre ante el embarazo no deseado. Con una sencillez sólo aparente, la narración fluye dentro de un pathos metafísico hacia el que, como si fuera una zanja en la tierra, se escurren las frases: ?Quién sabe si para entonces no estaré muerta [?], el tiempo viene y todo crece y después de crecer viene la muerte [?]; en medio de la vida está ella con angustia y miedo?. También los detalles fluyen hacia esa zanja: ?Los bichos vibran, aletean y caen contra el farol, vuelven a trepar por la lata, vuelven a quemarse y a caer?, como diminutos sísifos, en una narración perfecta que combina silencios y enunciados entrelíneas que aumentan la angustia existencial, la del impotente cuya voluntad se vuelve inútil frente a los acontecimientos. |