Para rentabilizar termodinámicamente la inversión realizada en una organización sociopolítica es necesario realizar saltos a niveles de mayor complejidad para evitar que el equilibrio energético se encuentre en una simplificación de las estructuras que conlleve la decadencia o incluso el colapso de una civilización. Así se explica en esta continuación de -Ahogarse al borde de la orilla-, donde el autor observa en la sociedad actual síntomas preocupantes. Advierte la ralentización de las ciencias básicas, especialmente de la Física; analiza la dependencia de los hidrocarburos y la caducidad sin alternativa inmediata de esa fuente de energía, y el estrés al que se está sometiendo a la Tierra.