En la universidad los jóvenes se forman no solo para ser buenos profesionales sino también buenos ciudadanos. Los profesores deshonestos, que plagian, que negocian las notas con los estudiantes o que malgastan los recursos públicos, inculcan en los estudiantes la idea de que tales conductas no son graves, o peor aún, que están justificadas. Dado que este tipo de faltas están llamadas a tener un prolongado efecto social, es muy importante que la sociedad haga todo lo posible por impedir esta forma de corrupción.