Qué grupos de campesinos participaron en las protestas de la década de 1930 en Colombia? ¿Cómo lo hicieron y qué pidieron? ¿Se puede considerar ésta como una "rebelión agraria"? Entre los grupos políticos comprometidos con las reformas participaron liberales y comunistas y perdieron estos últimos. ¿Por qué y cómo ganaron los liberales y cuáles se consideran las consecuencias a largo plazo? En 1936 se firmó una Ley de Tierras que algunos consideran como reforma agraria. ¿Quiénes fueron los principales beneficiarios de esa Ley: los políticos o los campesinos? ¿Hicieron parte las reformas constitucionales y legales de 1936 de un plan de cooptación del campesinado mediante la expansión del sufragio? ¿Qué intereses pudieron tener los gobernantes del Estado o los empresarios de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia y de algunas instituciones bancarias en promover "la vía campesina" de la agricultura? Este libro vuelve a esos tópicos y enfoca la disputa alrededor de un tema antiguo y recurrente en la historia de la humanidad: ¿De quién es la tierra? Si los jefes de la República Liberal -usualmente, 1930-1946- se hubiesen formulado de forma sincera esta pregunta, habrían tenido que reconsiderar las coaliciones de clase alrededor de la reforma del Estado colombiano y de la formación de la vida pública. En ese caso, hubieran tenido que concebir el Estado y manejar la maquinaria gubernamental de forma que campesinos y trabajadores de las ciudades se encontraran en un plano de igualdad política en relación con las clases propietarias, capitalistas y rentistas. No se arriesgaron. Por consiguiente, la Ley de Tierras de 1936, su abracadabra, dejó incólume el lugar de los grandes terratenientes en la coalición de poder y abrió un nuevo capítulo de la larga historia de marginación social y política, objeto de análisis del presente libro.