"Desde sus primeras pinturas andróginas hasta sus últimos dibujos de figuras masculinas en estado de éxtasis (es decir, entre el amor fatal y la muerte inevitable) pareciera que se tratase de un espectro que llegó y se fue en olor de santidad figurativa. Sin embargo, las memorias de su hermana Beatriz Caballero se convierten en un complemento inesperado y necesario para la comprensión integral del misterio fascinante de su creación" .Sandro Romero Rey