La enseñanza de la historia de las ideas demasiado a menudo ha descuidado la herencia intelectual del materialismo, confinándola a un círculo restringido de especialistas. Esta obra pone de manifiesto que los interrogantes que suscita el materialismo se dirigen a todos, y que hay una parte muy importante de la población que no utiliza la trascendencia para dar un sentido al mundo. El materialismo ha tenido diversas acepciones, pero un hilo conductor de todas ellas ha sido la voluntad de aproximarse a una comprensión inmanentista de las cosas, sin apelar a una supuesta voluntad divina trascendente que las explique.