Partiendo de la distinción entre la justicia y el derecho, y debatiéndose entre dos puntos de vista (el de la herencia y el del mesianismo del filósofo alemán), Espectros de Marx es sobre todo el testimonio —o la apuesta intempestiva— de una toma de posición. Derrida se muestra partidario de un cierto marxismo que contrarreste la imperante doctrina capitalista y que acalle las constantes e insistentes voces que, en un determinado espacio geopolítico, niegan la pervivencia del pensamiento de Marx y afirman su imposible recuperación.