La interpretatividad y el fluir de todo sentido encarnan la movilidad de la existencia humana. De ahí que los -Ensayos hermenéuticos- se inicien con el estudio del sometimiento de la interpretación a manos del positivismo lógico y de la reivindicación de ella en la confluencia de lo analítico y lo hermenéutico en la segunda mitad del siglo XX. Vienen luego dos trabajos sobre Heidegger que se ocupan del novedoso Aristóteles que inspiró la -hermenéutica de la facticidad- y la analítica existencial de -Ser y tiempo-, así como de la interpretación del actuar humano en términos de ser y no de hacer. Los demás ensayos giran en torno a la filosofía hermenéutica de Gadamer.