philippe ariès tenía una manera apasionada e irrespetuosa de escribir la historia. marginado por
mucho tiempo de la universidad, se sintió en total libertad para socavar las convicciones más
arraigadas y derribar las autoridades mejor establecidas. la historia para él no era una disciplina
académica de objetos fríos y conocimientos muertos. si fue la pasión intelectual de su vida, era
porque le permitía entender por qué los hombres y las mujeres de hoy son lo que son. toda su
obra está orientada por la voluntad de datar y caracterizar las mutaciones fundamentales que
definieron nuestra particular forma de ser con los demás, de amar y de sufrir, de apropiarnos de la
muerte o hacer de ella algo extraño. para lograrlo, ariès se embarcó en un largo viaje, a través del
tiempo y las fuentes, en busca de los gestos perdidos y los sentimientos olvidados que nuestro
presente ya no reconoce. los ensayos que componen este libro no dejan de ser etapas,
provisionales e insatisfechas, dentro de esta exigente búsqueda. entre el primer libro de un joven
de 30 años y el último, dedicado a aquella que acababa de morir, el camino se hizo cada vez más
difícil y menos seguro, pero él nunca llegó a estar perdido. ahora nos corresponde a nosotros
retomarlo.