Uno de los efectos más alarmantes del conflicto armado interno colombiano es el despojo de tierras y el desplazamiento forzado, objeto de atención creciente debido a que ha dado lugar a una de las poblaciones con mayor número de desplazados en el mundo. La asistencia y protección de los desplazados y la restitución de sus bienes no solo es un imperativo humanitario, sino un elemento fundamental para la paz. Paradójicamente, el actual proceso de paz ha agudizado la situación de violencia hacia quienes exigen la restitución de tierras. En este contexto, el apoyo de la cooperación internacional es todavía necesario para la superación del conflicto y la construcción de la paz en Colombia.