Resumen | el imperio lingüístico del latín, orgullosamente elogiado por lorenzo valla en el proemio de sus elegantiae, «latinizó» las otras lenguas, pero también «expolió» las vecinas, incluidas las amerindias y orientales contactadas en los siglos xv y xvi.
las razones de por qué y cómo surgen nuevas acepciones y nuevos términos para designar las nuevas realidades son estudiadas desde la doctrina que los gramáticos establecen al respecto, y desde las razones que han llevado a los hablantes a hacerlo.
el latín, en un proceso que no abandonaría nunca, enriqueció su patrimonio léxico con recursos propios (modificación, desarrollo y composición) y con la asimilación de términos foráneos, extranjerismos, sentidos como propios cuando el uso de los objetos a que daban nombre estaba generalizado en el mundo romano.
gramáticos y lexicógrafos latinos (varrón, cicerón, quintiliano, nonio marcelo), cristianos (jerónimo, agustín, isidoro de sevilla), glosas y cartularios medievales, crónicas y documentos diplomáticos, médicos (pedro hispano) y las obras de los humanistas más relevantes (valla, beccadelli, pontano, perotti, tomás moro, nebrija, erasmo, vives, budé) desfilan por estas páginas hasta llegar a los historiadores portugueses (góis) e hispanos (marineo sículo, mártir de anglería, calvete de la estrella) que «latinizaron» las nuevas realidades del nuevo mundo. |