los autores tienen el deber moral y religioso de explicar que, estos relatos nada tienen que ver con la leyenda del ánima sola o de celestina abdénago, quien se negó a auxiliar a jesucristo a la hora de sus padecimientos. los muchachos recibíamos una educación en torno al temor y los mayores sabían que podían controlar a sus hijos de esa manera.