La Ley Wert constituye un nuevo paso --que se suma a los dados anteriormente por los diferentes gobiernos-- hacia la implantación del modelo educativo neoliberal. Pero este modelo, cuyas directrices las han establecido diversos organismos internacionales (fundamentalmente el Banco Mundial, la OCDE y la Unión Europea, pero no sólo ellos), conduce inexorablemente a una educación socialmente segregadora, competitiva y acrítica, que acabará con cualquier veleidad de reequilibrio social a través del acceso al conocimiento.