Autor | CABALLERO ARGAEZ, CARLOS |
Resumen | no basta ser escritor sino parecerlo. alberto lleras
era la imagen típica de un escritor de su tiempo encarnado en su propia
caricatura: las espaldas triangulares, la palidez conventual, los huesos duros,
las manos chamuscadas de fumador empedernido. por ser periodista con todos sus
vicios, no escribía con la caligrafía romántica de los letrados de entonces,
sino en una remington portátil de andar por ahí, y mejor que mejor con el susto
de la última hora. o como dicen los periodistas: con la angustia del cierre.
los escritores fabricados por simple voluntarismo propio o ajeno, que son
muchos y no siempre frustrados, hacen su oficio con rigor de cajero de banco.
los escritores naturales son devotos del azar. escriben primero dentro de la
cabeza y después ponen lo pensado en el papel cuando ya no hay más remedio. si
se logra la esquiva simetría entre los dos extremos, se genera el estado de
gracia que los bisabuelos llamaban la inspiración.
gabriel garcía márquez, en el prólogo a memorias, de alberto
lleras (bogotá: banco de la república y el áncora editores, 1997) |